Quiere ser salvado?
Quiere hacer las paces con Dios? Si Dios le mostró qué es lo que le falta y si quiere ser rescatado, tiene que proclamar el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús. (Hechos 20:21)
Convertirse a Dios.
Esto significa un entendimiento completamente nuevo de la vida. Necesita cambiar su actitud. Tiene que reconocer que Usted es un pecador, que se rebela contra un santo y amoroso Dios. Es necesario un cambio en su corazón – afectación verdadera y vergüenza ante la abyección de su pecado. Tiene que estar dispuesto a abandonar su pecado y dar su vida una nueva dirección. Dios insta a los hombres a convertirse a Él, que se arrepintieran y se volvieran a Dios, haciendo obras dignas del arrepentimiento. (Hechos 26:20) De esto se trata.
Convertirse significa: tomar un nuevo rumbo.
De todo corazón esforzarse a vivir de una manera, que le agrade a Dios. Esto significa, confesar de corazón: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. (Mateo 16:16) Se trata de confiar plenamente en Jesucristo, quién dió su vida por Usted. Porque cuando aún éramos débiles, a su tiempo el Mesías murió por los impíos. (Romanos 5:6)
Una estrategia de distracción.
Su orgullo y su ser pecador seguramente querán inculcarle, que mejor debería confiar en su propia decencia y religiosidad. Pero no tiene opción. No debe depositar su confianza en nada y nadie más que en Cristo, porque solamente Él le puede salvar. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por medio de Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (Hebreos 7:25)
Hacer del deseo una realidad.
Si Dios le mostró lo que le falta y si le dió el deseo de recurrir a Jesús, hágolo ahora mismo! Pero cómo se hace? Admita ante Dios, que Usted es un culpable e irremediablemente perdido pecador y pídale a Cristo de todo corazón que le salve. Ore para que Él sea el Señor de su vida, como es debido y que Él le ayuda a abandonar su pecado y vivir por Él.
Una oración sincera podría ser así:
Dios, reconozco que hasta ahora he vivido sin tí y que estoy separado de tí por el pecado. Por favor, perdona mis pecados. Te doy gracias porque Jesucristo murió en mi lugar para mí y recusitó. Quiero que a partir de ahora tú seas el centro de mi vida. Gracias por tu amor por mi. AMÉN.
Dios cumple su promesa.
Si con tu boca confiesas a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. (Romanos 10:9) Quién confia sinceramente en Cristo como salvador y lo reconoce como Señor, puede referirse a esta promesa.
Puede descargar las doce lecciones gratis como archivo PDF.